Frente a frente y mirándote me di cuenta que un segundo no
ha pasado sin que recuerde la perfección de tu sonrisa, el brillo de tu mirada
y lo dichoso que me siento de tenerte en mi mente desde el primer día que te
conozco.
Estrecharte entre mis brazos y ofrecerlos como tu hogar, es
la mejor sensación que existe, incluso por encima de todas las metas que he
construido y por las que pretendo luchar.
Dueña de mis ilusiones con sólo mirarme, y de cada uno de
los nervios de mi cuerpo con sólo hablarme, sigo magnificando el milagro de tu
existencia, la misma que incluso pienso es proporcional a la mía o no sé, todo
eso bello que sucede desde que te conocí.
En está fracción eterna de tiempo que sucede cada que nos
encontramos, donde todo pasa a nuestro alrededor y nada parece correr entre
nuestras miradas fijas y las pláticas eternas llenas de sonrisas y magia que
sólo produce nuestra mágica conexión, sigo buscándole una explicación sencilla
para contarle al mundo la mejor de las verdades.
La que habla de ti…
Y es que en ti, la realidad parece fantasía y cada una de
tus facciones parece una creación tan divina y perfecta que es difícil creer
que seas humana pues sé que se estremece el giro del mundo siempre a tu
dirección.
Y entonces sucede, despierto y descubro que todo fue
producto de mi mente, la más pura de las ilusiones y el mejor de los
significados pues sin duda descubro que si siempre lucho por cumplir mis objetivos,
luchare por cumplir el nuestro, donde estamos juntos y así, simple y único como
lo que existe entre los dos, al soñar un día común contigo me doy cuenta que….
Aún te pertenezco.